Francis Bacon realizó algunas de las pinturas más desgarradoras del arte contemporáneo (que Margaret Thatcher despreció como «asquerosos trozos de carne»), pero su carácter era tan atípico como poco dado a llamar la atención. En 1964 conoció a George Dyer, su amante por muchos años, de la manera más chocante: le sorprendió robando en su taller y (según relató el mismo artista) terminaron la noche acostándose juntos. Su relación fue más bien tormentosa, si bien inspiró múltiples obras al artista, y Dyer terminó suicidándose con barbitúricos en 1971. Tres años después Bacon inició su relación más estable, con el joven John Edwards, quien heredaría sus bienes (valorados en 11 millones de libras).
Al contrario que Andy Warhol, el otro gran artista homosexual de su época, Bacon llevaba una vida más bien solitaria y poco dada a escándalos. Vivió etapas de gran actividad sexual y tenía gustos e intereses inusuales, pero vestía de forma austera y seguía una rutina diaria más propia de un trabajador. Después de pintar, acudía a pubs a beber cerveza.
El taller de Bacon fue donado por su heredero John Edwards al museo Hugh Lane Municipal Gallery de Dublín. Fue desmontado y trasladado como una obra de arte en sí misma a dicho museo.
2 comentarios:
Muchas gracias Juan Manuel por tu invitación a pasar por tu blog.
Descubrí que te tengo como seguidor, pero lo más maravilloso es haber descubierto a una persona como tú, con una cultura que no es muy habitual encontrar en este ambiente blogger.
Recorri rápidamente tu blog (en un rato lo haré con más detenimiento) y me gustó muchísimo su contenido y tu manera de expresarlo.
Te deseo muchos éxitos y desde ahora cuenta conmigo como una lectora y seguidora más.
¡Un abrazo!
El mismo abrazo te lo hago extensivo, cálido y sencero, superando distancias físicas, y de todo tipo; desde la bahía de Cádiz, tu amigo Juan manuel.
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